miércoles, 29 de junio de 2011

Y no, no lo admito.

Vuelvo, cada noche a tus recuerdos, me alejo de tu alma en la mañana y sueño que has vuelto, envuelto entre esas sabanas, esas que están ya cansadas de verme tumbada llorándote.
Y vuelvo, de nuevo a tu cabeza, y grito ahogandome en la pena de no saber decidir.
Me escapo, del mundo, y me escondo, allá donde solo quedamos ese licor que me hace enloquecer y yo.
Entonces, es cuando canto a las nubes borracha, esperando encontrar la honesta solución, que no devore mis entrañas y, por más que busco no la veo, no se aclara este humo, y a consecuencia, me ciego por la humarada, y por el alcohol que rascan ya mi alma...
Reflexiono, me tumbo en la hierba, y pienso, que tal vez hubiese sido mejor no haber existido, o no haber salido de allí..
Me vuelvo a encerrar, me vuelvo, a dejar llevar por los acordes, por la guitarra y por el cantar, por la música  del nadie, del nunca, y del jamas. 
Me doy cuenta de ello, e intento  salir, de los gritos, de los llantos, de los golpes y de la valentia de escapar, pero que covarde soy que no lo digo que cobarde soy que no lo admito, no lo admito no, no lo admito, pero que cobarde soy...

3 comentarios:

  1. Y es cada noche que vuelvo, vuelvo a tus recuerdos, tu alma se aleja en la mañana y sueño, me revuelvo siento que has vuelto, te veo envuelto entre estas sabanas, esas que están cansadas de sentir mi ahogo, de notar mis lagrimas.
    vuelvo de nuevo a tu cabeza, y grito axfisiandome en la pena de no saber decidir.
    Escapo, corro, y me escondo, allá donde solo estamos ese licor ambarino que me enloquece y yo.
    Es entonces cuando, canto a las nubes borracha, esperando encontrar un asidero, una luz, que no devore mis entrañas, por más que busco no la encuentro, no se disipa esta niebla, me ciego por la humareda, y ese brebaje que rasca ya mi alma...
    Reflexiono, me tumbo en la hierba, y pienso, tal vez hubiese sido mejor no existir, no haber salido de allí..
    vuelvo a encerrarme, a encadenarme, a dejarme llevar por los acordes, por la guitarra y por el cantar, por la música de nadie, del nunca, y del jamas.
    Me doy cuenta, e intento salir, de los gritos, de los llantos, de los golpes y de la valentia de escapar, pero que cobarde soy que no lo digo, que cobarde soy que no lo admito, no lo admito no, no lo admito, pero que cobarde soy... ahi lo tienes lokina

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